Nacido en El Molino, La Guajira, Osmel Meriño es un eximio exponente del vallenato y un digno representante de la prestigiosa dinastía de los Meriño, conocida por su legado musical en la región. Con una carrera que abarca más de cuatro décadas y más de 30 discos grabados, Meriño ha consolidado su lugar como uno de los grandes maestros del acordeón, llevando las melodías del Caribe colombiano a escenarios nacionales e internacionales.

Osmel Meriño creció entre melodías, historias y tradiciones que dieron forma a su estilo único y virtuoso en el acordeón, un instrumento que desde joven se convirtió en su inseparable compañero a pesar de que antes de descubrir su magia interpretaba la guacharaca en el conjunto fundado por sus hermanos, conocido justamente como Los hermanos Meriño.  Esta agrupación grabó su primer LP en 1976 “al lado de ese gran cantante, Elías Rosado”, recuerda Osmel.  

Su trayectoria musical está marcada por un profundo respeto por las raíces del vallenato, combinado con una creatividad que ha aportado frescura al género. Meriño ha sido pieza clave en la consolidación de agrupaciones icónicas, cuya colaboración con cantantes de renombre como Silvio Brito, Romualdo Brito, el pade Vence, entre otros, incluye una treintena de obras que hicieron tránsito a la discografía clásica de este género musical. A lo largo de su carrera, en efecto, ha colaborado con destacados intérpretes del vallenato, contribuyendo a enriquecer el repertorio clásico y a mantener viva la esencia de esta tradición musical. Baste mencionar Historia de amor, Ay, mi llanura, Carmentea, Huellas de un recuerdo, Egoísmo, Llegaste a mí para comprobar este aserto. Su capacidad para interpretar a la perfección los aires vallenatos (puya, merengue, son y paseo) ha sido aplaudida tanto por la crítica más exigente como por el público en general, consolidándolo como un maestro del acordeón.

A lo largo de su fructífera carrera Osmel Meriño ha recorrido escenarios nacionales e internacionales, llevando el vallenato a países como México, Estados Unidos y Venezuela, promoviendo el reconocimiento de este género como patrimonio cultural de la humanidad. Cada presentación suya es un homenaje a la tradición y una muestra de la pasión que lo impulsa a seguir creando melodías que tocan el sentimiento del público.

Además de su labor como intérprete, Meriño ha sido mentor de nuevas generaciones de acordeoneros, compartiendo su experiencia y conocimientos con quienes están llamados a mantener viva esta manifestación cultural. Su compromiso con la formación de nuevos talentos refleja su sentido de la responsabilidad en cuanto a la defensa del vallenato tradicional, así como su voluntad de entregar un legado sólido para el futuro de la música de Francisco el Hombre.

Osmel Meriño no solo es un acordeonero excepcional, sino también un narrador de historias a través de su música. Cada nota que emana de su acordeón evoca vivencias, paisajes y emociones propias de su provincia natal, reafirmando su lugar como uno de los grandes exponentes del vallenato tradicional.

Desde los doce años de edad, Meriño mostró su afinidad con el acordeón luego de ser un verdadero virtuoso en la ejecución de la guacharaca. El acordeón rápidamente se convirtió en su voz para narrar las historias y emociones de su tierra. Su virtuosismo, técnica impecable y sensibilidad artística lo han distinguido en un género que exige precisión y alma. De hecho, Osmel Meriño es más que un músico; es un embajador del vallenato tradicional, un narrador de la vida y los paisajes de La Guajira y un celoso guardián del legado cultural de su región. Su nombre está inscrito con letras doradas en la historia del vallenato, y su música seguirá resonando como un testimonio vivo de su talento y dedicación.

Su unión con el cantante Silvio Brito marcó una etapa dorada en su trayectoria. Juntos grabaron 8 producciones musicales que se convirtieron en éxitos descollantes del vallenato, destacándose por su autenticidad provinciana pero también por su capacidad de llegar a todos los públicos:

Hace tiempo conocí

Una mujer muy sencilla de bonita condición

Que siendo mi gran amiga

Me contaba y le contaba cualquiera preocupación.

Fueron pasando los días

Y el cariño persistía

Fueron pasando los días

Y el cariño persistía

Como los rayos del sol

Al atravesar las nubes para brindarnos calor.

Llegaste a mí, Roberto Calderón).

Estas colaboraciones no solo le dieron reconocimiento, sino que también enriquecieron el repertorio del género, manteniéndolo fiel a sus raíces mientras exploraban nuevas formas de expresión musical, sobre todo con la adaptación de temas del folclor llanero al formato vallenato.

Canta el llanero si tragándose el camino

Cual centauro majestuoso

Se encuentra con el jilguero

Ay mi llanura

Embrujo verde donde el azul del cielo

Se confunde con tu suelo

En la inmensa lejanía.

(Ay, mí llanura, Arnulfo Briceño).

Se trata de temas que hacen parte de la memoria musical país y en general del cancionero popular de América Latina:

No pensé que al pasar el tiempo

Después de olvidarnos todo fuera así

No imaginé que en la distancia

Al pasar los años te encontraría a ti.

Puse a vagar mi cariño

Y en el camino solo estabas tú

Viajaba mi pensamiento

Y el pasajero que encontré eras tú.

(Historia de amor, Nelson Fuentes). Según el cantautor Marcos Díaz, Meriño exhibe un estilo único en la interpretación del icónico instrumento y es sin duda un símbolo del talento musical de los molineros.  Su legado, construido a partir de décadas de trabajo y pasión, seguirá por tanto inspirando a músicos y amantes del vallenato por generaciones.